Ante casi 60.000 personas y con una energía arrolladora, los Rolling Stones pasaron por Milán para celebrar sus 60 años como banda.
Pasaron 21894 días desde que Mick Jagger, Keith Richards, Brian Jones, Dick Taylor y Tony Chapman se subieron a un escenario como The Rolling Stones. En el medio hubo cambio de miembros, discos brillantes y otros no tanto, canciones legendarias, excesos y muertes. También hubo exilios, peleas, despedidas, reencuentros pero, sobre todo, rock and roll.
De aquella formación inicial hoy solo quedan Jagger y Richards, acaso las 2 piedras fundamentales de esta factoría. Pero el espíritu y las ganas de seguir desafiando al paso del tiempo hasta límites insospechados siguen intactos. Así lo demostraron el pasado martes en el estadio San Siro de Milán, en el único show que brindaron en el país en el marco de su gira por el 60º aniversario de la banda.
A esta altura, ya no vale la pena seguir preguntándose si es el último tour de sus majestades satánicas que una y otra vez vuelven a reinventarse y a resurgir de las cenizas más fuertes y pristinos como un verdadero ave fenix del rock. Lo único que queda es seguir disfrutando de una banda que se ha caído y levantado una y otra vez pero que nunca perdió el título de la “mejor banda de rock and roll del mundo”. Ni siquiera la muerte de Charlie Watts los tumbó y la única explicación posible es que verdaderamente aman lo que hacen.
¿De qué otra forma se entiende que un tipo como Mick Jagger, que hace una semana tuvo Covid-19 y que está bordando los 80 años, siga corriendo por el escenario con la energía de un veinteañero? ¿O que Keith Richards siga arrojando riffs a mansalva cuando muchos aseguraban que no pasaría de los 40 años? (Aclaración, la mayoría de los que pronosticó una temprana muerte del legendario guitarrista, ya no están sobre este mundo, mientras Keef sigue acá con la sonrisa a media asta clavada en el rostro).
El tiempo está de su lado
Con la nueva formación ya aceitada y lejos de aquellos tours monstruosos, los Rolling Stones fueron directo al grano. Jagger, Richards y Wood, junto a Chuck Leavell, Bernard Fowler, Matt Clifford, Darryl Jones, Tim Ries, Karl Denson, Sasha Allen y Steve Jordan salieron al escenario sin demasiados artificios y con un setlist fuertemente anclado en los ’60. El puntapié inicial lo dio un emotivo video homenaje al fallecido baterista y de inmediato comenzó a sonar el legendario riff de ‘Street Figthing Man’. “Ciao Milano, come va? Che bello tornare qui”, dijo Jagger en un perfecto italiano antes de que la banda empezara a tocar los primeros acordes de ’19th Nervous Breakdown’; en total sonaron 13 canciones de la primera etapa, y cuatro de la década del ’70; el tema más moderno fue ‘Living in a Ghost Town’, que salió en 2020 durante la pandemia.
El espíritu de Watts sobrevoló Milano
A lo largo de la noche Charlie Watts fue recordado en varias oportunidades. Además del video homenaje con el que comenzó el concierto, en un momento Mick dijo: “Questo è il nostro primo tour europeo senza Charlie, ci manca tantissimo” [este es nuestro primer tour europeo sin Charlie, lo extrañamos muchísimo] visiblemente emocionado y cada uno de los espectadores acompañó al cantante con un fuerte aplauso en homenaje al baterista. Por supuesto que su talento y su presencia se extrañan, y probablemente Jagger, Richards y Wood sientan más que nadie la ausencia de su compañero de ruta por más de 50 años. Sin embargo, Jordan supo acoplarse a la banda rápidamente e imprimirle su propio estilo, sin buscar imitar a su antecesor (algo prácticamente imposible).
“Para los que nos querían mal”
Jagger es la voz y el frontman pero pasan los años y el más ovacionado a la hora de presentar a la banda sigue siendo Keef. Con el rostro arrugado de tantas batallas, pero el corazón y el alma intactos, Richards, quizás el más Stone de todos, saludó al público timidamente y arrojó una frase para la posteridad: “alla faccia di chi ci vuole male” antes de despacharse con ‘You Got the Silver’ y ‘Connection’. En la primera, Wood mostró sus cualidades con la guitarra slide; en la segunda, Richards arrojó un par de infecciosos solos de guitarra con su característico estilo desfachatado. Antes, habían sonado ‘Honky Tonk Woman’, ‘Living in a Ghost Town’ (con un Jagger soberbio en la armónica y el tandem rítmico Jones/Jordan luciéndose) y ‘You Can’t Always Get What You Want’ que puso a todo el estadio a cantar.
Sin descanso
Para la última parte del show, la banda se reservó un conjunto de canciones explosivas. Primero sonó la hipnótica ‘Miss You’. Luego continuaron con la zapada blusera de ‘Midnight Rambler’ (con partes de ‘Come in my kitchen’ de Robert Johnson) y de las profundidades del “quinto infierno” emergieron con ‘Start Me Up’ y ‘Paint It Black’. El cierre fue ardiente como la temperatura del primer día de verano en la ciudad: ‘Sympathy for the Devil’ y Jumpin’ Jack Flash’.
Tras un breve descanso, los Rolling Stones regresaron para los bises con ‘Gimme Shelter’ (con una sutil referencia a la guerra de Ucrania, con la famosa lengua Stone teñida de azul y amarillo) y la infaltable ‘(I Can’t Get No) Satisfaction’.
Pasaron 55 años desde aquel primer concierto que los Rolling Stones dieron en la ciudad de la moda, toda una vida. No existían los celulares y la televisón era en blanco y negro. El hombre ni siquiera había llegado a la luna y no sabía que era Internet. Muchos de los que ayer llenaron el estadio San Siro no habían nacido y algunos eran apenas niños. Pero los Rolling Stones ya estaban sacudiendo al mundo. Y ese big bang continúa hasta hoy, contra todo pronóstico, fuera de tiempo. ¡Hasta el próximo encuentro!