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Javier Martínez: “el pasado ya fue, vivo el hoy”

Javier Martínez, baterista de Manal, habla con nosotros antes del histórico show que dará junto a Vox Dei en el Gran Rex.

La calidad técnica y su particular mirada sobre Buenos Aires, plasmada en sus canciones que iluminaron a todo un país a mediados de los años 60′ y que le confirieron a buena parte de la juventud de ese entonces una razón para rebelarse y emprender sus sueños de libertad, han transformado a Javier Martínez, el histórico baterista de Manal, en una de las influencias más destacadas de nuestra música.

No siempre se da la oportunidad de estar tan cerca de una leyenda de tamaña proporción, pero tuvimos el gusto de poder charlar con él acerca de sus comienzos, lo que se viene y la nostalgia del que supo vivir con intensidad el movimiento de un país pero que no se queda anclado en un pasado que ya no existe más que en el recuerdo.

¿Cómo surgió la idea de hacer un concierto junto a Vox Dei?

«La idea la tuvo Martín Toledo, productor de ‘La Nave de Oseberg’. Lo fui a visitar para trabajar con él porque me habían contado que era un empresario que valía la pena conocer y un día, en la tercer entrevista que tuve en sus oficinas, me lo encontré a Willy.

En ese momento Martín dijo ‘¿harían algo juntos?’ y así nació esta idea. Fue algo espontáneo y yo dije que sí sin dudarlo. Con Willy tengo una amistad de toda la vida, hemos trabajado muchas veces juntos, hay un respeto y una admiración mutua. ¿Cómo no voy a tocar con él? Es un gustazo».

La idea es tocar en vivo pero, ¿en algún momento surgió la posibilidad de trasladar esa unión al estudio?

«Yo tengo un disco nuevo listo (‘El Factor Invisible’) pero lo voy a grabar el año que viene, y Willy ya grabó el suyo, se llama ‘Archipielago de Almas’, que también va a salir el año que viene si no me equivoco.

En cuanto a mi disco nuevo, compuse un tema muy especial que es el origen de la temática que lo compone; se llama ‘Manal, herramienta de Labranza’ y tiene una historia bastante increíble porque la realidad supera a la fantasía. Yo creía que esa palabra (‘Manal’) la había inventado yo, a partir de la jerga de La Cueva, cuna de nuestro rock, y estaba seguro de que no tenía otra acepción, pero un día jugando la busqué en el diccionario y…resulta que apareció. Yo no lo podía creer (risas).

Yo soy un tipo que compone primero la música y después hace la letra adaptada a la forma musical que tengo creada. Pero en este caso fue distinto, busqué la palabra y cuando leí qué significaba me asombró más todavía, porque se dio una especie de sincronismo, o coincidencia significativa y es que ‘Manal’, es un instrumento, una herramienta de labranza del norte de España, concretamente de Asturias, de donde proviene mi familia (risas).

A partir del origen de esta canción fue que le puse ‘El Factor Invisible’ al disco, porque hay un factor invisible en la vida que te da este tipo de sorpresas».

A la hora de grabar, ¿sos de revisitar el pasado en canciones que nunca grabaste? ¿o siempre trabajás sobre material nuevo?

«Alguna vez he hecho versiones nuevas de temas viejos. Ahora de hecho tengo un proyecto en carpeta que consiste en hacer todas mis canciones clásicas en una nueva versión. Siempre tengo cosas dando vuelta, temas guardados, etc».dsc_9524

Tu último álbum, «Pensá positivo» fue editado hace dos años, no es tanto tiempo, teniendo en cuenta que algunos músicos tardan más de tres años entre disco y disco.

«Si, es cierto. Y ese disco tiene algo especial porque ahí debuté como interprete. Siempre fui cantautor de mi propia música, mis propias letras, y ahí hice ‘Por la Vuelta’, de Enrique Cadícamo, y ahora seguramente haga alguna versión de otra canción. Me gustaría hacer una versión en rock lento de ‘La Zamba del Tiempo i’ Mama’ de Polo Giménez, un compositor de folclore al que admiro mucho, y quizás ‘Toma el Tren A’ [Take the A Train] de Billy Strayhorn, un tema clásico del repertorio de Duke Ellington».

Sos una persona que se nutre de distintos estilos, no te quedás sólo con el blues y el jazz que son los géneros que quizás, par el común de la gente, son los que dominás…

«No, para nada. Yo aprendí un concepto que para mi es exacto que dice: ‘el género canción está por encima de todo lo demás’. Vos podés agarrar una buena canción y, venga del género que venga, si es buena, funciona».

¿Cómo te llevás con la nostalgia?

«Con la nostalgia yo no tengo ningún problema, lo que pasa es que no le puedo dar importancia porque yo vivo en el presente. Es muy existencialista. Yo vivo en el presente y tiro para adelante. No voy a cultivar la mirada en el espejo retrovisor de la nostalgia, la acepto, pero se que es efímera. No tengo un problema pero no es mi paradigma ni mi motivación».

Tampoco lo es a la hora de componer, ¿o recurrís a la nostalgia y a los sentimientos de lo que pasó para componer?

«No, eso me suena muy tanguero y no me interesa. Yo creo que no hay nada más excitante que el presente y nada más esperanzador que el futuro. El pasado ya fue. Eso de ‘hoy vas a entrar en mi pasado’, me parece respetable, para mi el tango es muy poético, pero es imposible. No vas a entrar en ningún pasado, porque el pasado ya fue. En el único lugar donde podés entrar es en mi presente…»

Pero si te permitís homenajear a otros músicos que ya no están, como hiciste en tu último disco con el tema «Pappo’s Blues»…

«Sí, por supuesto. Pero aparte no es un músico que ya no está, es un amigo que ya no está que da la casualidad que encima es músico (risas). Pero eso no es nostalgia, es homenajear a una amistad, una forma de hacer un duelo, para compensar esas lágrimas que son inevitables porque se fue un amigo».

¿Y con los homenajes en vida cómo te llevás?

«A mi me nombraron ciudadano ilustre de Berazategui en 2010 y personalidad destacada de la cultura en la Ciudad. No me molesta, quizás si que no me den un subsidio y que sea gratis, sin plata (risas). Tampoco me lo creo mucho, todos los premios me suenan un poco a injusticia, dejan a tanta gente en el tintero, no me gusta mucho eso».

¿Y qué opinás de la nominación de Bob Dylan como Premio Nobel de la Literatura y su negativa a asistir a la premiación?

«Un poeta, sin dudas. Un hombre muy jugado, me parece bárbaro lo que hizo. Pero tampoco me asombró mucho. Es un tipo muy particular, cuando vino acá todos estaban en el camarín esperándolo, choluleando, y él entró con el público y se mandó directamente al escenario con el público. Un capo».

Y hablando de Dylan, hace poco se llevó a cabo el festival «Desert Trip» que reunió a grandes leyendas de la música como The Rolling Stones, Neil Young, y el mencionado Dylan. Si se llevara a cabo un festival similar con figuras locales, ¿a quiénes convocarías?

«A todos, que vengan todos. No hay que dejar a nadie afuera. Ahora va a pasar algo parecido porque el 5 va a haber una reunión con Ripoll (Daniel, fundador de la revista ‘Pelo’) porque quiere hacer el B.A Rock de nuevo. Supongo que va a ser algo similar. Ahora, si dejan a alguien afuera entonces atrasarán políticamente a la manera argentina, pero no creo que Ripoll haga eso. Yo creo que va a ser abarcador y va a incluir a todos».

La revista Pelo, sin dudas fue un ícono de nuestra historia…¿creés que hoy podría existir?

«Sin lugar a dudas. Lamento que no exista. Es NUESTRA revista de rock y no la reemplazó nunca nadie. Esta la Rolling Stone pero no es argentina, es una revista del imperio…el imperio tiene un problema, es demasiado fuerte, entonces tiene que ir a otros países, al pedo, porque es una gran revista, pero no es argentina. Le falta ser de acá, por más que se haga la versión local y que lo haga muy bien, con tipos muy capos como Claudio Kleiman, pero no es Pelo, y nunca lo va a ser.dsc_9514

Sería interesante que los estadounidenses editen Pelo, pero no va a pasar. Lamentablemente para ellos; ellos se lo pierden, porque hay una cosa que muchos no ven; los roles históricos son cárceles. Entonces, por ejemplo, así es como existe el complejo del país atrasado subdesarrollado y colonizado, la autodenigración de la cual habla Frantz Franon en ‘Los Condenados de la Tierra’, el oprimido que imita al opresor, o al que es más avanzado que él…como algunas personas que han venido de países limítrofes y nos imitan a nosotros, se quieren hacer pasar por porteños…es rídiculo, es muy triste. Llevá adelante tu identidad con orgullo, no quieras parecer…

Cuando yo estuve en París, no quería parecer francés, estaba muy contento de ser argentino, y de hablar francés con mucho esfuerzo y con el acento nuestro. Y en definitiva también existe a la inversa, por ejemplo, ‘9 Reinas’, una película del carajo (sic), tuvo su versión estadounidense, ¡y es una cagada! (sic), ¿no te bancás que yo también haga películas buenas? Aunque tengo menos poder, menos guita, menos fama, yo también hago películas buenas, ¿te pone nervioso eso? Entonces no sos tan fuerte…como me querés hacer creer. Y eso pasó también con ‘Perfume de Mujer’, es una cagada, la buena versión es la de Vittorio Gassman. Ese es el famoso complejo del imperio.

No sean tan boludos muchachos, si ustedes son los capos del mundo, por algo lo son y sin admirables, ¡bánquensela! Hacen el ridículo sino» (risas).

Javier Martínez - Javier hablando.
Con más de 50 años ligado a la música, Javier Martínez sigue tan mordaz y lúcido como siempre. Autor: C. Baggins.

¿Y a la vez sentís que hay porteños que quieren ser o parecer yankees?

«Son unos giles. Yo soy lo que soy, y estoy muy orgulloso de eso. La autodenigración es una enfermedad y hay que curarsela, sos lo que sos y punto. Bancatela. Porque aparte, no vas a poder ser otra cosa. Tenés que tratar de mejorar dentro de lo que vos sos , pero no podés ser lo que no sos».

Y en el plano de la música, hay muchas bandas que quieren sonar como suenan allá, y se olvidan de toda esta cultura rockera que nació acá en los 60′ en lugares emblemáticos como La Perla y La Cueva.

«Que lo sigan intentando y van a perder el tiempo. El asunto no es que vos tenés que sonar como tal o como cual, tenés que sonar como vos, ese es el tema».

Y con la era digital, ¿vos creés que la música ganó o perdió?

«Ganó, sin dudas. Los costos de producción son más bajos, los instrumentos son más accesibles. Son caros pero están ahí, antes no estaban. Y toda la parafernalia de la computación está buena, hoy podés tener un estudio en tu casa y eso está muy bien».

¿Pero no creés que se perdió cierto romanticismo?

«Pero eso no es por el cambio tecnológico, yo no ligaría una cosa con la otra. Si se perdió, no es porque hay otra tecnología. No tiene nada que ver. Yo creo que el romanticismo lo perdieron aquellos que nunca lo tuvieron.

Esa historia de las canciones ‘soy el último romántico…’, no, siempre va a haber un romántico, siempre que haya una linda mina va a haber un romántico» (risas).

¿Cuándo te diste cuenta que podías vivir de la música?

«Eso pasó mucho después de que yo empezara con la música. Yo empecé a estudiar técnica a los 14 años, y ese vislumbre me llegó a los 21, 22 años. Yo laburé desde muy chico, hice la secundaria de noche porque laburaba de día, pero empecé a ser músico profesional a los 23 años, cuando armé Manal y salí a laburar con Manal».

¿Y en algún momento sentiste que te habías equivocado?

«No, yo lo sentí así y lo hice a fondo, lo maduré mucho y lo pensé y lo decidí y me metí en lo que quería meterme. Nunca tuve dudas».

No estás apegado a la nostalgia, pero si surgiera la posibilidad de reunir a La Pesada, ¿serías parte?

«No. Si Billy Bond quisiera juntar a La Pesada, yo le diría que lo mejor que puede hacer es armar una banda nueva y salir a cantar. Yo pienso que las cosas que se rompen… es como un jarrón que se rompe, ¿vas a levantar los pedazos y pegarlos? No queda nunca igual, yo lo veo así. Acepto que hay gente que no piensa de esa manera, y me parece bien, pero para mí es un jarrón roto. Yo miro para adelante, no me gusta la nostalgia en ese aspecto, no tiene futuro.

Javier Martínez - Javier Martinez entrevistado
Martínez habló de la reunión de Manal, el show con Vox Dei y cómo ve el futuro de la música. Autor: C. Baggins.

Lo que produjo La Roca (la productora que logró reunir a Manal para un show único) es distinto, tuvo un valor porque era una retrospectiva para hacer un concierto, filmar grabar y listo. Pero eso no tiene futuro, porque a mi no me mueve el amperímetro, no me trae ninguna adrenalina.

Yo estoy tocando con los tipos con los que tengo ganas de tocar, yo los fui a buscar y ellos me buscaron a mi y suena enorme. Y la realidad es que las reuniones de ese estilo no las genera el músico, las genera un empresario que interpreta una nostalgia, un deseo del público, y los músicos se reúnen porque piensan ‘bueno, hay un laburo, ¿cuánto hay?’. Por eso no tiene la mística que si tiene una formación nueva, que expresa la época. No vas a volver a salir con la novia que tenía a los 15 años…yo se que a mucha gente no le va a gustar esto, Serrat decía que la verdad no es ni buena ni mala, no tiene remedio. Las cosas son así, hoy es hoy».

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