A 26 años de su primera y única visita al país, The Black Crowes regresaron para repasar completo el disco “Shake Your Money Maker”. Show de alto voltaje, con perlitas nacionales.
Pasa en las mejores familias y el mundillo del rock no es la excepción. Pasó con los hermanos Gallagher, los Davies y también con los Robinson. Al principio todo es fraternidad, música y felicidad. Luego llega la fama y los egos comienzan a chocar, y al final todo es bronca y revoleo de guitarras.
Las peleas entre Rich y Chris Robinson, los fundadores de The Black Crowes, quizás no fueron tan vertiginosas como las de Noel y Liam Gallagher pero la realidad es que estuvieron varios años sin dirigirse la palabra. Hasta que un día Rich se dio cuenta que necesitaba de su hermano para que le diera voz y vida a sus letras.
Con la excusa de festejar el 30º aniversario de su disco debut, “Shake Your Money Maker”, Rich llamó a Chris. Ambos hicieron las paces y así fue como pusieron en marcha el motor con un nuevo tour. Esa gira mundial es la que los trajo a nuestro país, nada más y nada menos que al Estadio Luna Park.
Los cuervos negros conquistaron la Luna
Vigorizados por la incorporación de nuevos y jóvenes talentos (entre ellos el crédito local, Nico Bereciartúa, guitar hero argento e hijo del legendario Vitico), The Black Crowes desembarcaron en Argentina 26 años después del que hasta ahora había sido su primer y único concierto en el país (como teloneros de Robert Plant y Jimmy Page, en el Estadio de Ferrocarril Oeste) ante la expectativa y la ansiedad de un público que se mantuvo fiel a la espera de sus ídolos.
Ya sin los calores agobiantes de los días previos y con un clima mucho más amigable con el ambiente festivo, los “cuervos” comenzaron a copar el Luna Park alrededor de las 20 h del día jueves y quienes ingresaron al estadio a esa hora pudieron disfrutar de un corto pero efectivo set a cargo de Ike Parodi y Los Picantes.
El ex-lider de la banda Vudú apareció en escena junto a su nuevo grupo para ir calentando el ambiente con un set de 8 canciones basado principalmente en su último lanzamiento, “Sin Gravedad” (si aún no lo escucharon, háganlo ya mismo), con temas pegadizos y ruteros como ‘Mamma’, ‘Voy a Viajar’ y una impecable versión en castellano de ‘Heart of Gold’ (Neil Young).
Es solo rock and roll
5 minutos antes de las 21.30 h, con el predio ya colmado (aunque no llenaron), comenzó a sonar por los parlantes el tema ‘Are Your Ready’ de Grand Funk Railroad y una vez concluido,sin estridencias ni artificios tecnológicos, salieron a escena Rich y Chris Robinson, seguidos de Nico Bereciartúa, Sven Pipien, Brian Griffin, Erik Deutsch y dos coristas femeninas. De inmediato se colgaron los instrumentos y arremetieron con ‘Twice as Hard’ con un slide furioso a cargo de Rich. Mención aparte para Nico que durante toda la noche desplegó todo su arsenal de solos y dejó en claro porqué Rich lo sumó al grupo.
Besos, abrazos y algunas dosis de amor fraternal se mezclaron con una banda aceitada que se dedicó a lo suyo, tocar y disfrutar. ‘Jealous Again’ arrancó los primeros pogos y ‘Sister Luck’ continuó con el ritmo frenético de la noche, amalgamado con una brillante ejecución de Deutsch al mando del organo hammond.
Con el público ya completamente eufórico y con un Nico exultante en la guitarra, llegó el turno de bajar un poco el tono con ‘Could I’ve Been So Blind’ y la conmovedora ‘Seeing Things’, que mostró el lado más introspectivo de la banda con una coda final donde cada instrumento encontró su lugar mientras Chris deambulaba por el escenario al mejor estilo Mick Jagger.
Como dijimos antes, la incorporación de nuevos miembros le dio a The Black Crowes una nueva vida, lo cual quedó más que demostrado en una explosiva versión de ‘Hard to Handle’, una canción de Otis Redding que los cuervos adoptaron como propia y en donde Chris demostró que su voz sigue intacta a pesar del paso de los años, mientras el público seguía cada uno de sus movimientos con sus celulares, intentando guardar en sus dispositivos un recuerdo de una noche maravillosa.
‘Thick n’ Thin’ fue otro de los temas más festejados por el público. Chris ya lo había advertido; “vamos a rockear”. Como en una especie de oximoron, a su lado Rich tocaba en un estado casi zen. Sin embargo, a pesar de su parsimonia, no dejó de destilar riffs a mansalva mientras Nico soleaba con libertad plena para hacerlo.
Hablándole a los ángeles
‘She Talks to Angels’ mostró la veta más relajada del grupo. Rich se calzó la guitarra acústica y Bereciartúa acompañó con un exquisito slide. Pero el verdadero poder de la banda está en el rock. Por eso rápidamente el grupo volvió a enchufarse con la stoniana ‘Struttin’ Blues’ y con ‘Stare It Cold’. Estos temas cerraron la primera parte del show. Pero aún quedaban un puñado de temas más por disfrutar.
‘No Speak No Slave’ y ‘Go Faster’ mantuvieron el ritmo incendiario de la noche, esta última con un elegante solo de guitarra de Rich. Después fue el turno de ‘Wiser Time’, donde los guitarristas se enfundaron en un intercambio de solos que derivó en una extensa zapada. Acto seguido sonó la épica ‘Thorn in My Pride’. Esta canción duró más de diez minutos, con Chris en la armónica y su hermano elevando al máximo su status de ídolo de la guitarra.
El cierre formal fue con ‘Remedy’, con todo el estadio de pie y cantando junto con la banda. El Luna Park fue una fiesta de rock and roll en su máxima expresión. ¿Acaso no era eso lo que todos habían ido a buscar? Sin parafernalia ni decorados exorbitantes, música y nada más.
Más argentinos que nunca
Aún quedaba un último regalo para el público argentino que durante poco más de una hora y media no dejó de demostrar el cariño y el afecto que siente por The Black Crowes. Antes de arrancar con una cruda versión de ‘Rocks Off’ (tema original de The Rolling Stones, y que los Crowes grabaron en su reciente EP “1972”), Nico ofició de intérprete y contó que los equipos del grupo habían quedado varados en Brasil, con lo cual tuvieron que salir corriendo a pedir instrumentos prestados. Papá Vitico y el Zorrito Von Quintiero salieron rápidamente en su ayuda y les prestaron sus bajos, guitarras, amplificadores y hasta los zapatos que usó Sven Pipien. Como si todo esto no hubiera sido suficiente para sellar el pacto Crowes-Argentina, el guitarrista argentino, con una sonrisa de oreja a oreja, salió a tocar con una remera de Riff mientras Chris flameaba una bandera argentina.
Esperemos que, a la vista de las circunstancias, no falte tanto para que los cuervos negros vuelvan a volar por el país y nos regalen una noche más de puro rock and roll. Aquí estaremos esperando.
Autor foto de portada: JazzyJoeyD