El baterista Taylor Hawkins falleció esta madrugada en Colombia. Lo encontraron inconsciente en su habitación y no pudieron reanimarlo. La banda iba a presentarse en el Festival Estéreo Picnic.
Te despertás, abrís Twitter y ves un nombre en las tendencias. Por un microsegundo pensás lo peor; la mayoría de las veces respirás aliviado cuando ves los primeros tweets. Pero otras veces el mundo se te cae encima. Esto fue lo que nos pasó a muchos cuando vimos las primeras noticias del día que confirmaban el fallecimiento de uno de los bateristas más grandes de los últimos 20 años.
Taylor Hawkins, el siempre joven baterista de Foo Fighters, el tipo de la sonrisa cálida y la buena onda a flor de piel murió en medio de la gira que el grupo estaba llevando a cabo por Sudamérica y que lo había traído a nuestro país hace tan solo una semana. Aún se desconocen las causas de su fallecimiento y el grupo solo públicó un breve comunicado en sus redes anunciando la triste noticia.
— Foo Fighters (@foofighters) March 26, 2022
Taylor Hawkins, el motor de Foo Fighters
Si los Foo Fighters fueran un ser humano, podríamos decir que Dave Grohl es el alma y que Taylor Hawkins es el corazón. Desde que ingresó al grupo, en 1997, le dio a la banda un nuevo sonido, potenció la creatividad de Grohl y se transformó en un aliado perfecto para las locas ideas del ex-baterista de Nirvana.
Juntos cosecharon una amistad que era visible en cada uno de los conciertos que el grupo brindaba. Los músicos solían intercambiaban roles a menudo y Taylor demostraba sus cualidades como cantante interpretando algunos temas de sus grupos favoritos (Queen, Led Zeppelin, Pink Floyd) o canciones propias (‘Cold Day in the Sun’).
Pero su carisma trascendía el escenario. Hace tan solo dos días el baterista había sido noticia porque salió del hotel en el que se encontraba en Paraguay (país donde debieron cancelar su show debido a una fuerte tormenta) y se sacó fotos con una fan de tan solo 9 años que era una gran admiradora suya y, con el fin de llamar su atención, se presentó en las puertas del hotel y comenzó a tocar su batería. Desde su cuarto, Taylor la escuchó y, maravillado por la demostración de afecto de esta niña, bajó al lobby, la aplaudió y se sacó varias fotos con ella.
Un simple chico de Texas que alcanzó sus sueños tras los parches
Oliver Taylor Hawkins tenía 50 años recién cumplidos; había nacido un 17 de febrero de 1972 en Fort Worth, Texas y creció en California, donde tuvo su primer acercamiento con la música a través de bandas de rock clásico que rápidamente llamaron su atención. Su salto a la fama le llegó a los 23 años cuando se sumó a la banda de la cantante Alanis Morissette. Junto a ella estuvo durante dos intensos años hasta que él mismo se ofreció para ser parte de la banda de Grohl.
Por ese entonces, los Foo habían comenzado a trabajar en su segundo disco (“The Colour and the Shape”) cuando las diferencias entre el baterista William Goldsmith y Grohl comenzaron a aparecer al punto tal que el ex-Nirvana decidió regrabar las partes de Goldsmith porque, según él, no se encontraban a la altura de lo que el grupo requería. Al enterarse, Goldsmith dio el portazo y dejó al grupo. Grohl salió desesperado a buscar un nuevo baterista y cuando le preguntó a Hawkins si podía recomendarle a alguien, éste no dudo ni un segundo y le dijo “¡Ey! Yo estoy disponible, ¿cuándo arrancamos?”.
El último show de Foo Fighters en Argentina
En el marco del Lollapalooza, Dave Grohl, Nate Mendel, Pat Smear, Chris Shiflett, Rami Jaffee y Taylor Hawkins se presentaron frente a miles de personas a cuatro años de su última visita al país. La banda que a lo largo de los años logró forjar un lazo inquebrantable con sus fans argentinos que año tras año se multiplican brindó un show impecable en el que desplegó toda su magia y potencia a lo largo de 19 canciones.
A lo largo de casi dos horas, los Foo tocaron incendiarias versiones de clásicos como ‘Learn to Fly’, ‘Breakout’, ‘Everlong’ y algunos temas de su último álbum, “Medicine at Midnight” como ‘No Son of Mine’ y ‘Shame, Shame’. Sin embargo, el momento épico de la noche fue cuando Taylor dejó los parches al mando de Dave para entonar una emotiva versión de ‘Somebody to Love’ (Queen).
Antes de arrancar con la canción, Taylor se llevó la última ovación de sus fans que corearon a viva voz su nombre demostrándole el cariño que tenían por él y que hoy es más fuerte que nunca. Sin lugar a dudas, Hawkins ya está en el panteón de las grandes leyendas del rock y aunque el día esté gris, su música hoy sonará al máximo y brillará por siempre.