El cantante volvió a triunfar en su Buenos Aires querido con un efectivo concierto de esos que quedan en el recuerdo. Andrés Calamaro sigue sumando nuevos adeptos y la máquina de clásicos se encendió en un Movistar Arena colmado.
Diego Armando Canciones
¿Cuántos músicos pueden vanagloriarse de tener tantas canciones «que sepamos todos» que prácticamente pueden hacer dos shows completos y la gente va a conocer más del 50% de los temas? Andrés Calamaro entra en ese selecto grupo de artistas, por eso nuestro «Diego Armando Canciones» se merece todo nuestro respeto.
Quizás sea, a esta altura, uno de los últimos héroes del rock local. Y el lo sabe (o al menos la gente se lo hace saber). Por eso no escatima en elogios para su público ni en temas 100% efectivos.
De buen humor, sonrisa clavada y una bandana adosada a su cabeza, el cantante salió a torear con lo mejor de su repertorio desde el mismo momento en el que pisó el escenario 15 minutos después de las 21 h.
Para «el primer toro» (sic) Calamaro preparó una seguidilla de canciones de su última producción «Cargar la Suerte», mezclada con clásicos de todas las épocas. La formula no falló.
La breve ‘Vietnam’ dio paso a una acelerada versión de ‘Alta Suciedad’ que sirvió para aclarar los tantos. Sería una noche a puro rock y canciones de alto voltaje.
El nuevísimo ‘Verdades Afiladas’, amalgamado a la perfección con su obra pasada y ahí nomás el primer sablazo con ‘Clonazepán y Circo‘ (con retazos de ‘You Never Give me Your Money’ de The Beatles). La ovación correspondiente no se hizo esperar y en respuesta Calamaro salió con ‘A los Ojos’, de Los Rodríguez y apareció el primer pogo de la noche.
“Muchas gracias Buenos Aires, estamos muy contentos”, respondió Andrés mientras iba de los teclados al micrófono (en esta gira no tocó la guitarra y volvió a respaldarse en las teclas).
Del Calamaro cantante al Calamaro verborrágico
El segundo estreno fue ‘Tránsito Lento’ -algunos desprevenidos que aún no habían escuchado el disco trataban de sacar el nombre de la canción con sus celulares- y otro salto al pasado con ‘Algún Lugar Encontraré’ y la festejada ‘Me Arde’ con un soberbio solo de Germán Wiedemer en los teclados que al final le dio paso a Julián Kanevsky para que desplegara su magia en las seis cuerdas.
Al terminar, un fanático le arrojó una camiseta y Calamaro bromeó con que le iba a quedar chica. Con una sonrisa, aprovechó el lapsus para presentar a sus compañeros de batalla (un seleccionado imbatible de grandes talentos. A los ya mencionados Germán y Julián, se suman el bajista Mariano Domínguez y el baterista Martín Bruhn. Los cuatro demostraron sobremanera porqué el salmón los eligió para salir a la ruta). No por nada Andrés aseguró: «hicimos la mejor gira». «Olé, olé, olé, olé, Andrés, Andrés» fue la respuesta del público.
Tras tocar ‘Cuarteles de Invierno’, el salmón se explayó un poco más en la charla con sus fans y saludó al Pity Alvarez («va a pasar otras navidades en la cárcel, espero poder visitarlo pronto») y a Hebe de Bonafini (ese día cumplió 91 años).
Para bajar la intensidad llegó la suave brisa de ‘Diego Armando Canciones’ (con un guiño a Maradona en las pantallas ubicadas detrás del escenario). Pero la calma duraría poco. ‘Rehenes’ y ‘Falso L.V’ puso al rock de guitarras afiladas mientras Andrés Calamaro emulaba a un torero con su chaqueta como bandera.
La faena del primer toro estaba cerca, y para cerrar esa parte brindó con ‘All You Need is Pop’ y ‘My Mafia’ (dedicada a los barrios de Mataderos, San Fernando y Villa Soldati).
«Pavimentamos el camino para los que vienen»
Lo que en el fútbol se conoce como «tiempo intermedio», en este caso fue un monólogo de un salmón inspirado y descontracturado que aprovechó para hablar de sus orígenes musicales (41 años desde aquel temprano debut con el grupo Raíces), el futuro de la música («Pavimentamos el camino para que los siguientes músicos lo hagan con el culo sano», afirmó entre risas).
Pasados algunos minutos, mientras la gente seguía atenta a sus palabras, el cantante agradeció el respeto por escucharlo. Sin embargo, cuando todo parecía indicar que era tiempo de volver a tocar, el salmón siguió hablando y algunos comenzaron a impacientarse. Entre risas, cerró con una anécdota de la época de Los Rodríguez y volvió con los botines de punta con ‘Tuyo Siempre’ y ‘Crímenes Perfectos’.
A esta altura ya solo había lugar para los inoxidables temas que nos acompañaron toda la vida: ‘Loco’ (mechada con ‘Corte de Huracán’), ‘Cuando no Estás’ (del disco Bohemio), ‘Los aviones’ y ‘El Salmón’. El ejercicio fue mirar alrededor y comprobar que todo el mundo cantaba cada uno de los versos de ese tándem perfecto de melodías sin tiempo.
Pero todavía había más, y para culminar llegaron ‘Estadio Azteca’ (otra vez Maradona de fondo) y ‘Los Chicos’, ese homenaje en clave de rock a los caídos en batalla (Miguel Abuelo, Spinetta, Pappo y Cerati y varios tangueros) que empalmó con ‘Smells Like Teen Spirit’ y ‘De Música Ligera’.
Hasta luego compañero
Los bises no se hicieron esperar, y Los Rodríguez revivieron una vez más con un mix entre ‘Milonga del Marinero y el Capitán’ y ‘Sin Documentos’, y el himno que la gente supo conseguir, ‘Paloma’.
El cierre definitivo fue con una versión funky de ‘Flaca’ y entonces sí. Un saludo a lo Topo Giggio, una promesa de nuevos shows el año próximo y una última gran ovación para el cantante que sigue regalándonos buenos momentos, acompañados de grandes canciones que ya son eternas.